El poder de las palabras.

¿Alguna vez le dijeron a la persona equivocada, palabras equivocadas en el momento equivocado?
Lamentablement, yo lo hice. Y es que cuando uno anda mal, las cosas no podrían ser peor, hasta que abres tu boca y decides hablar, sin antes haber pensando, sin medir el tono, sin saber a quien, sin ningún tacto y sin saber las consecuencias que esto traerá o ya trajo.
El silencio es el mejor indicador, porque después de haber dicho, cualquier cosa que hayas dicho, lo impensable, lo peor, lo más ruin o malo, seguidamente viene un silencio, pero no cualquier silencio, es aquel que te calla, aquel que te detiene a pensar lo que has dicho, ese silencio que proviene de la persona que quieres o incluso amas, es de lo peor que puede haber, yo no se lo desearía ni a mi peor enemigo.
Sabes que después de todo ese mal momento, llega el fin, todo termina, sería como haberte hechado la tierra de tu tumba, porque no importa cuantas veces lo digas, o el momento, nunca será suficiente pedir perdón ante tanto daño.
Y entonces, ¿que se supone que debemos hacer? Seguir adelante, no hay otro camino, debemos avanzar y hacer todo cuanto podamos para tratar de aliviar el corazón y pensamiento de las personas a quienes les hicimos el daño, que hasta podría ser irreparable.
Y bueno, que les puedo decir, ojalá existiera una máquina del tiempo para regresar ese momento y jamás haber pronunciado esas palabras, pero no existe.